Seamos sinceras, ¿cuántas horas al día pasas frente a las pantallas? Supongamos que estás 8 horas frente al computador. Suma otras dos -en el mejor de los casos- viendo reels, Instagram y respondiendo chats en el celular. Y justo cuando te dispones a descansar, qué tal un poco de Netflix en el portátil o el televisor para terminar la jornada.
Según estimaciones, un estadounidense promedio pasa cerca de 10.5 horas al día frente a una pantalla. Este se ha convertido en un factor preocupante, no solo por el sedentarismo que representa, sino por los efectos adversos que está causando sobre nuestra piel.
Para entenderlo pongámonos un tanto técnicas. Existen varios tipos de luces artificiales como la luz infrarroja, la luz invisible y la luz azul.
Esta última ha levantado las alertas en los últimos años debido a que es la emitida por pantallas de dispositivos electrónicos como computadores, celulares y luz artificial.
¿Cómo se afecta la luz del celular a tu piel?
De acuerdo con investigaciones dermatológicas la luz azul causa en la dermis los mismos efectos que generan los rayos UV. Es decir, penetra profundamente y aumenta la formación de radicales libres.
Esto se traduce en pigmentos o manchas sobre la piel, aparición de arrugas y pérdida de firmeza.
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Y no dejemos de lado la gesticulación o esfuerzo muscular que hacemos cada vez que estamos observando el celular o el computador.
Sin notarlo, es posible que pasemos gran parte del día frunciendo la entreceja o activando los mismo músculos de la cara una y otra vez, formando de esta manera líneas de expresión tempranas o haciéndolas mucho más profundas.
¿Cuánto tiempo es suficiente?
Si bien poner un límite al tiempo que pasamos frente a las pantallas no es un factor realista en nuestras sociedad actual, quizá valga la pena poner en práctica los límites recomendados en los niños.
Algunas investigaciones sugieren que un menor entre 8 y 12 años no debería exceder las tres horas al día frente a las pantallas. Quizá si en los adultos si duplicamos este límite, podríamos estar llevando una exposición razonable.
¿Cómo me protejo?
Pero si reducir la exposición a las pantallas no está dentro de tus posibilidades o intereses quizá valga la pena prestar más atención a la protección que le brindas a tu piel.
Recuerda que la sobreexposición a la luz azul causa casi el mismo efecto que recibir el sol de manera directa en tu rostro, así que sin importar si te encuentras en interiores, utiliza bloqueador solar.
Busca también soluciones químicas que protejan el ADN de las células de la piel de los efectos de los rayos UVA, UVB y luz visible.
Compuestos extraídos de la hoja de argán, los aceites hidratantes y el extracto de ládano son algunos de los componentes que algunos expertos en la salud de la piel recomiendan implementar en la rutina diaria del cuidado de la dermis.
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Pero siempre será mejor que consultes con tu dermatólogo el tipo de productos o laboratorios sugeridos específicamente para tu tipo de piel y condiciones.
Así que ya lo sabes. Menos celular y más protección podrían ser los aliados perfectos para sumar esfuerzos en la prevención de la aparición temprana de signos de envejecimiento.
¿Qué haces tú para controlar el uso de pantallas? Déjanos tus comentarios en nuestras redes sociales.