Los músculos de la zona pélvica son los encargados de sostener la vejiga, el útero y el intestino delgado. Estos músculos se ven afectados a lo largo de nuestra vida ya sea por el embarazo, el estreñimiento, el efecto del paso del tiempo o los cambios de peso.
Además de ayudar a tratar problemas de incontinencia menores, como los escapes de orina cuando ríes o toses, tambien tienen beneficios para la salud sexual.
Conoce tu cuerpo
Para iniciar los ejercicios de Kegel, lo primero que debes hacer es conocer tu cuerpo, así podrás identificar la zona que vas a trabajar. La manera más fácil para reconocerlo es imaginar que vas al baño a orinar, cuando estás en medio de la micción o eliminación de la orina, te detienes, esa fuerza que haces para dejar de orinar te va a ayudar a identificar cuáles son los músculos que vas a trabajar.
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Inicia los ejercicios
- La posición inicial para practicar los ejercicios de Kegel es acostada boca arriba, aunque hay otras posiciones que puedes implementar cuando perfecciones la técnica.
- Lo primero es relajarse, para eso vas a respirar inhalando y exhalando lentamente para relajar los músculos del cuerpo y especialmente los del piso pélvico.
- Ahora, mientras exhalas, comienza a contraer lentamente el suelo pélvico hasta que sientas que la zona se empieza a fatigar, luego sueltas o des contraes los músculos lentamente mientras tomas aire de nuevo.
- Es importante que los ejercicios vayan acompañados por la respiración, puedes realizar unas 8 o 10 repeticiones por sesión.
- Si sientes algún tipo de molestia realizando la contracción lo mejor es dejarlos de hacer y consultar con el médico.
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Disfruta los beneficios
Además de ayudar con las pérdidas de orina, estos ejercicios son una ayuda magnífica para la salud sexual, ya que estos aumentan la circulación sanguínea en la zona vaginal, reduciendo los dolores durante la penetración ya que aumentan la lubricación y facilitan el orgasmo.
Durante el embarazo ayuda a fortalecer la vejiga y luego del parto son muy buenos para fortificar el útero y mejorar los movimientos del intestino.
Lo mejor es que no necesitas un instructor ni gimnasio para realizarlos, solo buscar un lugar de la casa en donde estés cómoda y listo, ya puedes empezar con tus ejercicios de Kegel.