Parálisis facial a causa del estrés. Cómo identificarla a tiempo

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Estar sometidos a un estrés de forma prolongada, repercute de forma negativa en tu calidad de vida y en la salud.

Mantener elevados niveles de estrés aumenta la presión arterial, provocando problemas cardiacos, propensión a la diabetes, trastornos del sueño, problemas de ansiedad, depresión y muchas otras patologías más.

Este fenómeno además puede llegar a provocar parálisis facial, también conocida como parálisis de Bell, que produce la paralización de los músculos en un lado de la cara, pero que tratada a tiempo resulta temporal.

¿Qué es la parálisis facial?

La parálisis de Bell se produce cuando, de manera imprevista, los nervios de un lado del rostro se debilitan e incluso se paralizan, sólo en algunas ocasiones afecta ambos lados.

Como resultado, un lado del rostro se ve caído, el ojo de ese lado no puede cerrarse por completo y otras señales como babearse; también se puede perder el sentido del gusto, dolor en la mandíbula y lagrimeo.

Aunque la causa exacta no se conoce con exactitud, se cree que es consecuencia de la inflamación del nervio que controla estos músculos de un lado de la cara.

Esta inflamación puede tener diferentes causas, desde un tumor, un traumatismo, otitis, la enfermedad de Lyme o alguna infección como herpes, mononucleosis, paperas, etc.

También existen algunos factores de riesgo que inducen a padecerla, como la diabetes, el embarazo, la migraña y la presión arterial, que se eleva significativamente a causa del estrés.

Los especialistas aseguran que actualmente el estrés es una causa muy común ya que afecta a gente joven, en edades comprendidas entre los 18 a los 50 años.

¿Cuál es el pronóstico?

Es importante recordar que ante cualquier signo de parálisis facial (asimetría, babeo, dificultad para sonreír) es primordial acudir al médico de manera inmediata; pues además de la parálisis facial, puede haber otras causas más graves, como un infarto cerebral.

Aunque la parálisis facial suele ser temporal, detectarla a tiempo y actuar con rapidez es indispensable para evitar que queden secuelas.

Si se trata durante las primeras 48 horas los pacientes se recuperarán en menor tiempo; cuanto más tiempo tarde la recuperación, más afectados se verán los músculos de la cara.

El tratamiento normalmente consta de medicamentos acompañados de rehabilitación; ya sea con fisioterapia, masajes y ejercicios para hacer en casa para recuperar la simetría facial, facilitar el movimiento y estimular los nervios dañados.

Si después de seis meses a un año, el paciente no ha logrado recuperarse (que es poco frecuente) existe la probabilidad de que queden secuelas; como daños irreversibles en el nervio facial, crecimiento anormal de las fibras nerviosas que puede ocasionar la contracción involuntaria de ciertos músculos o daños en el ojo debido a la sequedad que provoca no poder cerrarlo correctamente durante mucho tiempo.

Algunas de estas secuelas se pueden corregir mediante una cirugía.

Prevenir una parálisis facial si tenemos otros factores de riesgo resulta difícil; sin embargo, enfocarnos en evitar el estrés será la única forma de reducir el riesgo de padecerla por esta causa.

Para ello puedes poner en práctica algunas técnicas muy eficaces como el yoga, la meditación, realizar ejercicio moderado, tener buenos hábitos alimenticios y dormir bien.

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