Sabemos cómo finge el orgasmo una mujer. Aunque tradicionalmente se ha tenido la creencia que sólo las mujeres podíamos “fingir” el placer en la cama, Los hombres también fingen en la cama; entre el 25% y el 35% hacen creer a su pareja que ha estallado de placer, cuando en realidad solo lo está fingiendo tener un orgasmo.
¿Por qué lo hacen?
Por lo mismo que lo harías tú o cualquier otra mujer: porque está cansado y prefiere dormir, porque no quiere defraudar a su pareja o bien porque no le termina de excitar su acompañante sexual.
Aunque no lo habíamos pensado efectivamente, no es tan raro que un hombre “falsee” en la cama (un 33% de ellos lo hace, según un estudio realizado en la Universidad de Kansas). La mayoría reconoció que lo hacía para elevar la autoestima de la pareja, aunque unos pocos confiesan hacerlo cuando no les estaba gustando la relación sexual. Algunos aseguraron que alguna vez simularon uno con el objetivo de parecer más sexis, porque estaban borrachos o por no molestar a la pareja.
¿Cómo lo hacen?
Muy fácil: basta con poner cara de ¡Oh!, quitarse el condón justo cuando parezca que han llegado al clímax y tirarlo inmediatamente a la basura. A menos que seas muy curiosa, difícilmente te darás cuenta de la trampa. Aunque si continúa todavía erecto minutos pasado el orgasmo y se preocupa más por “esconder” el condón que por decirte lo bien que se lo ha pasado, entonces puedes encender la alarma de la sospecha.
En resumen, estas son las principales razones de los hombres para fingir un orgasmo
Grita o gesticula de manera exagerada
Si grita demasiado por lo general es mala señal, sobre todo porque puede que esté sobreactuando su placer para convencerte de ello. Recuerda que la razón principal de un hombre para fingir un orgasmo es evitar herir tus sentimientos y mostrarse siempre bien dispuesto. El hecho de no poder alcanzar el clímax pega directamente en su orgullo masculino.
Aquellos que alardean lo bueno que son o lo mucho que están sintiendo durante el tiempo que dura el acto, muestran también una posible necesidad encubierta de estar llevando la cosa a otro nivel en el que claramente no están.
Habla demasiado
Que un hombre hable demasiado durante la intimidad en vez de concentrarse en sentir lo que está haciendo, puede ser una clara señal de que está fingiendo su deseo sexual.
Tú sabes que si las cosas marchan sobre ruedas, tu chico mantiene siempre una sonrisa inamovible o aprieta y muerde su labio. Y por experiencia personal no se puede mantener una conversación activamente cuando se está sintiendo MUCHO.
La erección no es tan firme como debería o dura más de lo normal.
Hay algunos casos en que un hombre puede tener un orgasmo y aún así seguir erecto. Ahora bien, eso no dura mucho tiempo. Si te asegura que terminó, y aún pasados algunos minutos notas que su pene continúa erguido, entonces es muy probable que esté fingiendo.
No existen evidencias de líquidos
Hay casos especiales en que los hombres pueden llegar a tener un orgasmo llamado «seco» donde no hay eyaculación. Pero por lo general, una señal inequívoca de que un hombre ha alcanzado el máximo placer es la presencia del semen.
Esto no es para que te pongas a buscarlo cada vez que lo hacen. Simplemente si hay más de una de éstas señales y tienes la percepción de que está fingiendo sus orgasmos quizá debas evaluar tener una conversación con él para solucionar la situación.
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Dice que ya ha terminado sin demasiada emoción
Si tu pareja tiene que decirte que ya acabó… es muy probable que no haya sentido demasiado. Y más aún si lo hace sin ningún tipo de emoción.
Ahora bien, esto puede significar dos cosas: o bien ese día no tenía ganas de tener sexo y no quiso decirlo o quizá solo buscó satisfacerte a ti que no es en sí algo negativo sino más bien habla de cuánto le interesas. Claramente fingir siempre es malo, pero, si lo estuvo haciendo para hacerte feliz, ¡vamos! quizá lo mejor sea decirle que puede tener ganas de satisfacerte sin necesidad de simular su propio placer.
Por presión sexual masculina
Todo el mundo piensa que el hombre siempre alcanza el orgasmo y esto no necesariamente es una realidad. Toda esta situación crea en el hombre una gran presión sexual podríamos citar muchas de ellas, pero destacaremos las 8 más típicas:
- El hombre siempre tiene que estar predispuesto, no puede haber día que no le apetezca tener sexo.
- Todos los hombres tienen la capacidad de separar sexo y sentimientos, no usan el sexo para decir “te quiero”. Y tampoco muestran sus sentimientos durante las relaciones.
- El tamaño de su pene hace que sea más sexual y viril y, por lo tanto, nos proporcionará más placer y será más bueno en la cama.
- Siempre están listos, siempre tienen una erección en un instante y la mantienen en todo momento.
- Les gusta todo, se excitan apretando un botón, no se les tiene que hacer nada para que disfruten.
- Pueden aguantar mucho, lo controlan sin problemas ya que una buena sesión de sexo se relaciona con la duración que ésta pueda tener.
- Tienen que saber cómo satisfacer a la mujer, tienen que hacer que llegue al orgasmo siempre y además acertar sin preguntar y sin que se les guíe. Ya que el resultado de ser un buen amante depende de los orgasmos que tenga la mujer.
- El hombre siempre tiene que llevar y conducir la relación sexual, tiene que ser el dominante.
Estas creencias populares ejercen presión sobre el hombre y no demuestran en absoluto su masculinidad, es un error y tenemos que empezar a romper esos mitos dentro de nuestra relación. ¡Desmitifiquemos nosotras las mujeres, esos pensamientos de la cultura popular que ellos siempre tienen que estar dispuestos y ser perfectos en el sexo!
Para los especialistas fingir bajo las sábanas es más común de lo que se piensa en ambos sexos y existe la creencia que es por hacer sentir bien a la pareja y que no vaya en busca de un amante. Hay ciertas ideas en torno a la sexualidad que forzosamente, según la cultura, tienen que ser cumplidas. Está claro que cada pareja es un mundo, y por lo tanto cada orgasmo también. Lo que debemos hacer es ser sinceros y si una vez no lo hemos conseguido, debemos aplicarnos un poco más la siguiente sin culpar a nadie. Llegar a un consenso mutuo de lo que nos conduce a ese momento dulce, sensual y divertido que tanto nos gusta es lo más importante.